No hay lugar a dudas que tras la salida de el rosarino, el ex técnico de Colo Colo era el candidato más acertado para ocupar su lugar, y de eso se ha hablado latamente, sólo lo sintetizaré en una frase: fue campeón en Chile, Argentina y dirigió a uno de los cuadros más importantes del continente, Boca Juniors.
Pero ahora debe enfrentar un desafío mucho mayor, quizás el más importante de su carrera, como es la Selección Nacional. Pero además cuando aún los hinchas no olvidan a su antecesor, quien dio una nueva cara a la “Roja” con su estilo.
Una sombra que el otrora seleccionado argentino no escabulle mayormente, pues reconoce que Bielsa dejó una base importante de jugadores que hoy son figuras en sus clubes de Europa principalmente, aunque lo más importante, que los “crió” con una forma de juego que no varió a pesar del cambio en la banca.
Es una verdad futbolística que en Chile no se respetan los procesos, y los estilos o modelos de fútbol no tienen continuidad, especialmente en la Selección Chilena. Y en el caso de esta Roja, no será la excepción, especialmente si se cambia un técnico como Bielsa a uno como Borghi.
Las comparaciones son odiosas, pero es necesario saber qué mostrará, o mejor dicho qué está mostrando el “Bichi”, con este combinado nacional más maduro que que tal como reconocen los propios jugadores “está para grandes cosas”.
Lo primero es que el actual DT de la Selección mantiene otro tipo de relación con los jugadores, más cercana y fluida, tarea que Bonini cumplió en el periodo anterior. Si bien ha reconocido que “no soy papá de ellos (los jugadores)”, no duda en salir a defenderlos cuando es necesario. Y lo demostró con el caso de Mauricio Pinilla, a propósito de su marginación por lesión, justificando su ausencia mostrando en conferencia de prensa un documento y le de paso le deja las puertas abiertas de la “Roja”.
Todo, en un lenguaje ameno, interactuando con los periodistas, sin sacar el cuerpo a las consultas. Él no se guarda nada, por eso dejó Colo Colo diciendo lo que pensaba y lo ratificó aclarando el fallido viaje a Mexico y Europa que la ANFP se lo rechazó aduciendo falta de recursos.
Y esa sinceridad se agradece en un país muy dado a los eufemismos, y al que Borghi se siente cercano, y que el propio Bielsa terminó reconociendo cuando se fue de Chile, en lo que quizás será uno de los pocos puntos en común entre ambos.
Sobretodo si se piensa en que el “Bichi” no es tan expresivo, en raras ocasiones gesticula o reta a sus jugadores, tal como lo reconoció en una entrevista al diario Clarin: “No soy de gritar dentro de la cancha. Y menos, levantar los brazos”.
Lo anterior, pues su principal argumento futbolístico es la libertad que el jugador debe tener en el campo, y que lo diga el Matías Fernández que brilló en Colo Colo, ese equipo albo que alcanzó al final de la Copa Sudamericana el 2006.
Por ahora y ad portas de la participación de Chile en la Copa América, sólo decir que Claudio Borghi debe cosechar los títulos que Marcelo Bielsa no alcanzó. Ahora no hay excusas.