Messi tuvo la tarde libre, como todo el grupo, pero eligió quedarse en el predio de Ezeiza en vez de salir a pasear con su familia. Pese a las críticas, Leo muestra su costado optimista y confía en el equipo.
En medio de una coyuntura muy desfavorable, la decisión de Batista de licenciar al plantel desde el mediodía de ayer hasta la hora de la cena, fue un paliativo en medio de la súbita irrupción de la crisis. Un bálsamo reparador. Un alivio. Muchos jugadores usaron la tarde libre para cobijarse en la contención de sus afectos. Para fortalecer el ánimo en familia. Pero Lionel Messi se quedó en el predio de Ezeiza junto a otros compañeros que prefirieron pasar las horas en la tranquilidad de la concentración. Frustrado por querer y no poder, y dolido por el presente de la Selección, Lio se recluyó en una saludable introspección. La Pulga es de los que averiguan mucho escuchándose a sí mismo, mirando hacia su interior. Algo así como un administrador de las voces del silencio. Y en ese espacio de reflexión, alimentó la necesidad de rebelarse contra la adversidad y sacar fuerzas incluso desde el dolor más intenso. Descansó bastante. Miró TV. Escuchó algo de música. Pasó la tarde en calma. Y habló con Olé en un contacto fugaz vía celular: “Me siento bien y con ganas. Tengo confianza en que la Selección se va a clasificar. Sacaremos esto adelante”, afirmó.
No son horas sencillas para el mejor jugador del mundo. Convive con la crítica de su público y con los ataques de sus detractores habituales. Aún le duelen los silbidos y los insultos que recibió el equipo tras el desilusionante empate contra Colombia. Y atento a la armonía grupal, se ocupó de intercambiar disculpas con Nicolás Burdisso después de la discusión que tuvieron en la cancha de Colón. Pero no está pleno: igual que la Selección, no encuentra el remedio. Y no se cree la teoría grondonista de que él nunca juega mal. Y en eso está: buscando el camino hacia una victoria. Sabe que ganar y jugar bien no admite aplazamientos.
Lejos del derrotismo, Messi envió a través de Olé un mensaje optimista de cara a lo que viene. Horas antes, Jorge Messi, su papá, tuvo una descripción más detallada de lo que siente su hijo, en declaraciones a Radio 10: “Leo la está pasando muy mal. Es la primera vez que lo silban y lo vive mal porque cuando llegó al país, hace unos días, fue algo que no se esperaba. Esto es muy duro”, relató. Y sobre la discusión entre Lionel y Burdisso, aclaró: “Seguramente hubo, pero en el fútbol siempre tenemos estas cosas, incluso pasa en los partidos entre amigos”. En las últimas 48 horas, la Pulga contó con el respaldo de un plantel que no lo considera culpable del momento y participó en algunas charlas de fútbol con los más grandes.
Que no canta el himno. Que no reacciona como lo hubiera hecho Maradona. Que no grita. Que... Jorge Messi, cansado de las especulaciones y los debates en torno a Leo, fijó posición: “Diego es incomparable y tiene un carácter diferente al de Leo. Mi hijo está haciendo su camino y, además, no sé qué significa cargarse el equipo al hombro. ¿Es insultar o gritarles a todos los compañeros? Leo no es así pero es fuerte aunque muchos no lo sepan. Hasta le critican que no canta el himno”.
Podía haber jugado para la Roja de España, pero decidió esperar el llamado de su Selección. Sin Xavis e Iniestas, hoy carga con una presión excesiva, la del lado oscuro y más cruel de la Messimanía: el veredicto de la calle que lo pone como deudor permanente de su público. Y con la exigencia de salvar del naufragio a una Selección repleta de asimetrías, tensiones y contrastes.
Martín Kohan escribió que el tipo de palabra que elijamos para transmitir aquello que queramos decir, hablará de nosotros. Messi eligió decir que se siente bien. Que tiene ganas. Que confía en la Selección. Y que aun en medio del desengaño está decidido a rebelarse...
Fuente:OLE
0 comentarios:
Publicar un comentario